Hoy queremos contaros una historia diferente. No por ser diferente no está relacionado con lo que hacemos: ser feliz ejercitando mente y cuerpo. Se puede. Se debe.
¿Qué es la felicidad? Pensamos, de forma equivocada, que tenemos que aprender a ser felices. La felicidad no es un aprendizaje, la felicidad es un fin en sí mismo. Para alcanzarla significa que tenemos que tener paz, mantener alejados ciertos problemas que nos provocan estrés, ansiedad y tener la mente ocupada en cosas que no somos capaces de resolver en momentos así.
¿Cómo podemos colaborar para alcanzarla? Sí. Ser feliz ejercitando mente y cuerpo. Es una buena manera de alcanzarlo. Practicando una actividad como el yoga o pilates estamos alejando pensamientos negativos y centrándonos en la tranquilidad que necesita nuestro día a día. Respiramos, existimos y nos encontramos a nosotros mismos. Alejamos el estrés.
Cuando hacemos ejercicio físico liberamos endorfinas que nos ayudan a sentir que estamos mejor, que somos mejores. Estamos enfocados y concentrados en ejecutar el ejercicio que tenemos delante de la mejor manera posible. Y mejoramos. Y con ello mejora nuestra autoestima. Con ello mejoramos nuestro nivel de felicidad. Es un hecho.
Por ello, la combinación del ejercicio de la mente y el cuerpo nos sirve para poder dar una vuelta a todo lo que nos planteamos de forma negativa cambiando pensamientos negativos en positivos y estados de salud bajos en estados de salud mejorados. Un correcto equilibrio de la mente con el cuerpo y del cuerpo con la mente.
Si sientes esa necesidad de mejorar tu predisposición, de alcanzar momentos de felicidad, no lo dudes. Hazlo. Ejercita mente y cuerpo. Porque aquello que ves pasar a lo lejos no es más que el tiempo que perdemos pensando si decidirnos a hacerlo o no. ¿Te embarcas en esta aventura de Soluna?